Como parte de la campaña contra el femicidio se colocaron cruces rosadas en el parque de La Carolina, en el norte de Quito. Foto: EL COMERCIO
La colocación de cruces color rosadas y los mensajes antiviolencia de género fueron una iniciativa más que se impulsó en Quito para evitar el feminicidio. Pero a nivel legal, esta figura recién está vigente desde el 10 de agosto pasado, cuando entró en vigencia el Código Integral Penal.
En el artículo 141 se dice que “la persona que, como resultado de relaciones de poder manifestadas en cualquier tipo de violencia, dé muerte a una mujer por el hecho de serlo o por su condición de género, será sancionada con pena privativa de libertad de 22 a 26 años”.
En Ecuador, el 81% de las mujeres separadas o divorciadas sufren violencia; el 70.5% de las mujeres jóvenes de entre 16 y 20 años son las que mayor violencia sufren, según datos de la Encuesta Nacional de Relaciones Familiares y Violencia de Género contra, mujeres realizada por el INEC en 2011.
Un informe del Observatorio de Seguridad Ciudadana de Quito señala que en la capital, 44 casos de feminicidio se han presentado entre el 2012 y septiembre del 2014.
De esa cifra, en el 28% de casos hubo feminicidio íntimo. Este se presenta en aquellos casos en los que la víctima tiene o había tenido una relación de pareja con el homicida.
Además, no se limita a las relaciones en las que existía un vínculo matrimonial, sino que también se extiende a los convivientes, novios, enamorados y parejas sentimentales.
En el feminicidio íntimo así mismo se incluyen los casos de muerte de mujeres a manos de un miembro de la familia.
Pero también hay feminicidio no íntimo. Este ocurre cuando el homicida no tenía una relación de pareja o familiar con la víctima. En esta categoría se incluye la muerte perpetrada por amigos, vecinos o por desconocidos.