Redacción Seguridad (I)
Empresas de seguridad informática de la región lo tienen claro: el cibercrimen ahora dirige sus tentáculos a los dispositivos móviles.
El temor no es infundado. En el último año han detectado un crecimiento inusual de aplicaciones maliciosas con un solo fin: alojarse en los celulares y robar información confidencial (fotos y contraseñas).
La advertencia la hicieron en el último encuentro sobre cibercrimen organizado en Quito por la empresa de seguridad informática GMS.
El experto colombiano Alejandro Jaramillo habló con este Diario y reveló las diversas formas de operar de los denominados ciberdelincuentes. Para él, la población ya sabe cómo proteger su computador personal de los grupos delictivos.
Sin embargo, todavía hay desconocimiento de los riesgos de usar de forma ingenua el dispositivo móvil. De ahí que el cibercrimen centró sus esfuerzos en crear aplicaciones llamadas malware que buscan vulnerar esos sistemas.
“Apple posee niveles más grandes de protección frente a otros equipos que son más vulnerables”, revela Jaramillo.
En las últimas semanas, el experto detectó que grupos dedicados al ciberdelito enviaban de forma masiva mensajes de texto (SMS) a los usuarios. “Te dicen: ganaste la lotería. Solo abre este enlace. Ese clic es la llave para que el malware se instale en tu dispositivo”.
Una vez que la aplicación se aloja en el celular, esta vigila y roba los datos importantes que alberga el usuario: fotografías, contraseñas hechas en transacciones financieras, documentos sensibles de una empresa…
Toda esa actividad se desarrolla de forma oculta sin que el usuario se dé cuenta.
Otro ‘ventaja’ para que los ciberdelincuentes accedan sin mayor problema a los celulares es la poca prevención de la población. No se fijan en las aplicaciones que descargan en los portales de Internet, no disponen de un antivirus o se conectan a redes wifi gratuitas sin verificar si son legítimas.
En el Mundial de Brasil, por ejemplo, hubo miles de descargas de aplicaciones que alertaban resultados, próximos partidos o datos de jugadores.
Agentes colombianos que indagan fraudes informáticos detectaron que nadie verificaba quién creó esos programas o los comentarios que hacían otros usuarios.