Redacción Seguridad (I)
El vehículo quedó con el parabrisas y el techo destruidos. Con las llantas ocurrió igual y el conductor resultó ileso. En otro tramo de la avenida Simón Bolívar (Quito), casi a la misma hora, otros cuatro autos perdieron pista y chocaron. Los agentes de tránsito hablaron de dos causas en estos percances: velocidad y presencia de lluvia.
Lo que sucedió ese 6 de octubre no es aislado. Cinco días después la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) reportaba otro accidente en la Interoceánica. Los investigadores no descartaban que eso se haya debido a la lluvia en la calzada y la falta de precaución. Por esos mismos días, en la autopista General Rumiñahui seis carros colisionaron en la entrada al barrio Las Orquídeas.
En época de lluvias los riesgos de siniestros crecen. Los derrapes, la mala visibilidad, pérdida de adherencia de los neumáticos sobre la calzada son las principales causas de choques, estrellamientos, atropellamientos, colisiones y volcamientos.
¿Cuál es la razón? En los primeros minutos de una precipitación las gotas iniciales se mezclan con el polvo, aceite o piedras de la carretera y la convierten en una pista deslizante.
Los factores climáticos, la calzada resbaladiza o el mal estado de la vía provocaron 435 accidentes entre enero y septiembre de este año y están entre las causas más frecuentes de siniestros viales en el país.
Los datos aparecen en los informes que levanta cada mes la Agencia Nacional de Tránsito (ANT). Por eso, los peritos del SIAT (la unidad de la Policía que indaga los accidentes viales) sugieren mantener la distancia de seguridad con los vehículos que van por delante. Esta recomendación se debe a que al salpicar agua se impide la visibilidad y hay menor margen para reaccionar y frenar.
Los expertos calcularon las distancias más efectivas que debe existir entre vehículo y vehículo para reducir los riesgos de siniestros en época de lluvia. Los análisis los hicieron con base en la velocidad y si los autos tenían o no ABS, un sistema antibloqueo de ruedas que evita que los neumáticos pierdan adherencia sobre el asfalto.
Por ejemplo, si va a 50 km/h, el espacio que debe haber entre los dos autos es de 28,7 metros con ABS y de 33,6 m sin este. A mayor velocidad, las distancias aumentan.
Datos de la AMT dan cuenta que en las avenidas rápidas de Quito, como la Simón Bolívar, Mariscal Sucre, Interoceánica, Galo Plaza Lasso, Maldonado, Eloy Alfaro y la autopista General Rumiñahui se reporta la mayor cantidad de casos.
El efecto del ‘aquaplaning’
Otro de los fenómenos que se originan con frecuencia en vías mojadas es el denominado ‘aquaplaning’. En estos casos, el agua actúa como una barrera entre el neumático y el suelo. El vehículo patina, las ruedas derrapan y hay más riesgos de choques y volcamientos.
Para evitar esta reacción, es imprescindible hacer chequeos periódicos al auto. Los agentes del SIAT recomiendan que haya al menos 1,6 milímetros de labrado de los neumáticos. Aunque lo ideal son 3 mm.
Los conductores que pasan por una experiencia de ‘aquaplanig’ deben evitar entrar en pánico. La sugerencia es mantener firme el volante, corregir la pérdida de trayectoria, no acelerar y no frenar violentamente. “Disminuya poco a poco la velocidad hasta que note el contacto de las ruedas con el suelo”, explica el capitán Mauricio Maya, jefe del SIAT.
Hay casos que, por el agua o la humedad, los frenos pierden eficacia. Una forma de solucionar este problema es pisar suavemente y por algunos segundos el pedal del freno. Poco a poco notará que vuelve todo a la normalidad.
De enero a septiembre, la ANT calcula que al menos 23 accidentes ocurrieron por fallas en la iluminación. De ahí que mantener el sistema eléctrico en buen estado es esencial. Si empieza a llover y ya está en la carretera, oríllese y limpie el parabrisas y los espejos. También, revise que las luces y los neblineros funcionan.
En casos de lluvia intensa, los cristales se empañan e impiden la visibilidad. Encienda el aire acondicionado y dirija la ventilación hacia el parabrisas. Si su vehículo no tiene ese aire evite riesgos y deténgase en una zona segura hasta que cesen un poco las precipitaciones.
La noche es otro factor que aumenta los riesgos de choques en época de lluvia. La Policía no recomienda encender las luces intensas en estos casos. Puede producirse el denominado encandilamiento, un fenómeno que causa ceguera por breves segundos.
Siniestros viales por esta causa no son frecuentes, pero ocurren. En los datos que maneja la ANT hay 13 casos en los que el encandilamiento es el posible origen de los percances.
En los últimos 14 años, Maya ha visto cientos de accidentes y sugiere respetar la velocidad.
En contexto
De enero a septiembre de este año, a escala nacional se han reportado 28 893 accidentes en las vías. Las principales causas están relacionadas con el factor humano: impericia o imprudencia del conductor, irrespeto a las señales o el exceso de velocidad.