El encuentro de grupos progresistas en concluyó con la 'Declaración de Quito'

En el Encuentro Latinoamericano Progresista ELAP 2014, durante la conferencia del presidente Rafael Correa. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

En el Encuentro Latinoamericano Progresista ELAP 2014, durante la conferencia del presidente Rafael Correa. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

En el Encuentro Latinoamericano Progresista ELAP 2014, durante la conferencia del presidente Rafael Correa. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

El Encuentro Latinoamericano Progresista (ELAP 2014), que se inauguró este lunes, en la capital ecuatoriana, concluyó ayer, 30 de septiembre, con la "Declaración de Quito", en la que una treintena de organizaciones de izquierda de América Latina ratificaron su apoyo a los gobiernos progresistas de la región.

El encuentro finalizó con un mitin político y artístico en la Plaza de San Francisco presidido por el presidente Rafael Correa, quien pronunció un fogoso discurso que recordó la rebelión policial contra su Gobierno del 30 de septiembre de 2010.

Unos 37 partidos y movimientos de una veintena de países de América Latina e invitados de Europa han participado en el encuentro de dos días, en el que se analizó también lo que se denominó como la "restauración conservadora" o estrategia de la derecha internacional para recuperar el poder en la región.

La "Declaración de Quito" fue leída por Analisa Osorio, del Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV); Alejandro Rusconi, del Movimiento argentino Evita; Mónica Valente, del Partido de los Trabajadores de Brasil; y Manuel Zelaya, expresidente de Honduras y representante del Partido Libertad y Refundación (Libre).

El documento respaldó a los gobiernos de Bolivia, Chile, Ecuador y Venezuela, así como a Argentina en el contencioso contra los llamados fondos buitre y por la soberanía de las Islas Malvinas.

También el ELAP decidió "apoyar decididamente la paz en Colombia, a través de los procesos de diálogo" para buscar una "solución política" al conflicto interno, al que calificó como una "herida abierta en Nuestra América".

Asimismo, rechazó el "régimen colonialista sobre Puerto Rico" y la actitud de la petrolera estadounidense Chevron contra el Estado ecuatoriano, al negarse a pagar una indemnización de 9 500 millones de dólares fijada por la Justicia de Ecuador por graves daños ambientales dejados en la Amazonía.

Como corolario del encuentro, el presidente Correa remarcó que el ELAP fue organizado por el Movimiento Alianza País, que él dirige, y como parte de la conmemoración del "30-S", la revuelta policial que el Gobierno de Quito considera como un intento fallido de golpe de Estado.

Ese acontecimiento, en el que murieron diez personas, según Correa, fue un intento de las fuerzas conservadoras del país por desestabilizar la "revolución ciudadana", como denomina a su gestión.

Los grupos de derechas "ya no se van a atrever a otro 30-S", pero ahora tienen "tácticas más sofisticadas" como los "golpes blandos", con los que intentan "calentar las calles" con rebeliones de personas, para luego tratar de desestabilizar a los gobiernos progresistas, agregó Correa.

Ese ejemplo "lo vemos en Venezuela", aseguró el mandatario ecuatoriano tras apostillar que esa estrategia sólo se la puede enfrentar con la unidad del progresismo en América Latina.

Tras el discurso de Correa, el Encuentro Latinoamericano Progresista se clausuró con un festival artístico en la Plaza de San Francisco, que lució abarrotada por simpatizantes del Gobierno.

En el ELAP participaron representantes de movimientos y partidos de izquierdas de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, El Salvador, Ecuador, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.

También asistieron representantes de la Izquierda Europea y de grupos políticos de Alemania, España y Grecia.

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