Pocos maestros están capacitados para la enseñanza intercultural

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Elisa Agualongo (de rojo) y Luz Quizhpe (de gris) matriculan a los estudiantes de la Unidad Educativa Tránsito Amaguaña, en el Mercado Mayorista de Quito. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO

De 4,5 millones de alumnos apenas 3,7% estudia bajo la modalidad de educación intercultural bilingüe en Ecuador. Esta metodología busca mantener las lenguas y la cosmovisión de 14 nacionalidades indígenas nació bajo el liderazgo de Dolores Cacuango, en Cayambe, en los 40. Desde entonces se extendió a Imbabura y a otros sitios y no termina de consolidarse.

El Ministerio de Educación registró 166 638 alumnos y
2 584 establecimientos bilingües, hasta el período escolar 2012-2013. La mayoría está en Chimborazo, Cotopaxi e Imbabura, y en Morona Santiago, Napo, Orellana y Pastaza.

María Toaquiza está lista para regresar a la escuela Mushuc Ñan, de la comunidad de Apatug, parroquia Santa Rosa de Ambato. Ella habla y escribe en su lengua materna: el quichua, en la que también aprende sobre la historia, costumbres y medicina ancestral de su pueblo.

Para Irma Molina, directora (e) del centro, enseñar el idioma nativo desde primero de básica y que los niños asistan con su vestimenta autóctona ayudó a recuperar su identidad.

A 10 kilómetros de Apatug, en la Unidad Educativa Intercultural Bilingüe Chibuleo, su rector (e), Alberto Guapisa, recalca que al cumplir los cuatro años el quichua ya se fija en la vida del niño, pero la práctica debe seguir en casa y continuar en la institución. Esta profundización del idioma resulta más sencilla en las zonas rurales, en donde se concentra el 76,1% de instituciones bilingües.

Pero en casos como Imbabura, donde hay una alta demanda de indígenas kichwas, hace falta maestros. De los 418 357 habitantes de la provincia, 102 640 se autoidentifican con los pueblos Natabuela, Otavalo, Karanki y Kayambi, según el censo del 2010.

Las clases, en teoría, se imparten en quichua y en español, en la escuela Provincia de El Oro, de la comunidad de Morlán, Cotacachi. Pero solo Jairo Chávez, su director, es quichuahablante. Los otros dos profesores conocen algo del idioma y enseñan en español. Para fortalecer la lengua nativa, Chávez dicta tres horas semanales en esta lengua.

Los textos de Lenguaje, Historia y Geografía, Ciencias Naturales y Matemáticas alternan los capítulos en las dos lenguas. Y pese a que están escritos en quichua hay dificultad en la enseñanza, pues la gramática es diferente y esto hace que se salten los capítulos.

Otro inconveniente: los padres de familia exigen que se haga énfasis en la educación en español. Isidro Piñán, representante de alumnos, considera que es más importante y nuevo, porque en las casas ya hablan el idioma materno.

El déficit de docentes también obliga a Chávez y sus dos compañeros a atender a más de una aula. Hace dos años esta escuela tenía 120 estudiantes y 10 profesores, para este año 40 alumnos se inscribieron. La mayoría se cambió a la Unidad del Milenio Sumac Yachana Huasi, en Imantag. Para Chávez, la alternativa de la fusión de planteles con la Unidad del Milenio podría ser una alternativa para que esta institución bilingüe no desaparezca.

El Ministerio tiene 9 868 docentes registrados hasta 2013, pero el subsecretario de Educación Intercultural Bilingüe, Luis Males, reconoce que son insuficientes. Está previsto lanzar una convocatoria para el programa de becas de tercer y cuarto nivel con el fin de impulsar la profesionalización en las comunidades. Hay 500 cupos. También se trabaja en capacitación. En Quito, por ejemplo, 200 docentes están en un plan piloto para reforzar y recuperar los conocimientos en quichua, shuar, zápara y andoa. Realizan cursos de nueve meses en los que son evaluados para identificar su nivel. Como parte de este proceso se graduaron 230 profesionales.

Si bien la mayoría de instituciones son fiscales (95,5%) hay proyectos particulares paralelos. En el Mercado Mayorista de Quito funciona desde 1990 la Unidad Educativa Intercultural Bilingüe Tránsito Amaguaña. Se abrió con la idea de involucrar a niños en actividades lúdicas mientras sus padres trabajan, sostiene su directora Irma Gómez.

Sus 250 estudiantes están de vacaciones hasta hoy. El 90% son indígenas de Cotopaxi, Chimborazo, Bolívar y Tungurahua. Hay seis profesores y uno de ellos es Estela Agualongo, de Guaranca, Bolívar, quien enseña en quichua.

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