¿Qué hay de nuevo, marcha?

Los ciudadanos que marchan desde la Caja del Seguro Social hacia el Centro de Quito. Foto: EL COMERCIO

Los ciudadanos que marchan desde la Caja del Seguro Social hacia el Centro de Quito. Foto: EL COMERCIO

Los sindicalistas tuvieron varios retos en la movilización de ayer, 19 de noviembre. Una era demostrar que tenían la misma capacidad de convocatoria de la que tuvieron el 17 de septiembre; la otra, desmentir al Gobierno.

Desde antes que comenzara la marcha desde la Caja de Seguro, en las redes sociales, el ministro del Interior, José Serrano destacó lo pacífica que fue la concentración organizada por el Gobierno el 15 de noviembre.

“Ni un policía herido ni un ciudadano detenido por actuar violentamente”, escribió Serrano en su cuenta de Twitter. Pero añadió premonitoriamente: “veamos hoy con el exMPD y su accionar violento”.

Más graves fueron los temores del ministro de Relaciones Laborales, Carlos Marx Carrasco, al decir que los movilizados buscaban un muerto. Al fin de cuentas, según la mirada oficial, la izquierda opositora no es solamente ingenua, sino tirapiedras. “Sacamos piedras para el desarrollo, no tiramos piedras”, dijo ayer el presidente Rafael Correa durante el recorrido por la central hidroeléctrica Coca-Codo Sinclair.

Desde el Gobierno se redujo la movilización opositora del 17 de septiembre a los hechos violentos que muchas veces ocurren en este tipo de movilizción. Los 100, 200 0 300 que generaron la violencia son apenas una parte mínima de todos los convocados.

Esta vez no hubo violencia. Pero tampoco tuvo la marcha la misma magnitud que la de septiembre. En las redes sociales, afines al sindicalismo hablaban de 50 000 convocados. Es decir, al menos 15 000 más de a vez pasada. Y si bien fue un número que se podría calificar de "interesante", no tuvo siquiera los
35 000 de septiembre.

Lo que resta por saber es los efectos políticos que tendrá. Luego de la de septiembre, el Gobierno dio marcha atrás en el Código Laboral que el 1 de mayo Carrasco entregó para que la Asamblea comenzara su tratamiento. Pero el escenario es diferente: si poco conoció la sociedad ecuatoriana su contenido, en este caso las reformas puntuales están largamente explicadas y defendidas por el oficialismo.

Más complejo será que el Gobierno dé marcha atrás en las enmiendas.

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