Trabajos de rehabilitación y mejoramiento vial causan incomodidad a los quiteños

Un rodillo lizo compactaba la mezcla asfáltica a lo largo de la vía, entre el tramo de las calles Veintimilla y Lizardo García. Foto: EL COMERCIO.

Un rodillo lizo compactaba la mezcla asfáltica a lo largo de la vía, entre el tramo de las calles Veintimilla y Lizardo García. Foto: EL COMERCIO.

Este 3 de marzo del 2015 a las 10:00 comenzaron las labores en el carril exclusivo de la Ecovía en la calle Tarqui, entre las avenidas 12 de Octubre y 6 de Diciembre.Foto: EL COMERCIO.

Son solo tres ejemplos, pero bastan para evidenciar las incomodidades que causan entre los vecinos del sector donde se realizan trabajos de rehabilitación vial o mejoramiento de la capa asfáltica o calzada de piedra.

Justamente este 3 de marzo del 2015 a las 10:00 comenzaron las labores en el carril exclusivo de la Ecovía en la calle Tarqui, entre las avenidas 12 de Octubre y 6 de Diciembre. Desde los primeros minutos, la congestión vehicular fue evidente entre unidades de la Ecovía, buses alimentadores y vehículos particulares.

Los peatones que, en ese momento, cruzaban por el lugar detenían su paso para mirar el trabajo y comentar entre ellos.

Aníbal Torres, vecino de San Juan, indicó que “está muy bien que se haga este tipo de obras, pero sería bueno que alerten a los conductores y evitar atascos de vehículos”.

Unos metros antes de toparse con la obra, cuya inversión aproximada es de USD 20 mil, no hay ningún letrero que señale ‘hombres trabajando’ o algo por el estilo.

La intervención de la Tarqui inició cuando una enorme máquina llamada recicladora comenzó a fresar, unos 10 centímetros de profundidad, el asfalto deteriorado de la vía. El ruido era ensordecedor y el olor a gasolina penetrante.

Unas seis personas, entre peones, sobrestantes y operadores de la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop), se empleaban a fondo para ejecutar el trabajo que, con el sol intenso de la mañana, se tornaba difícil. Más cuando al momento de fresar todo el ambiente se llenaba de polvo denso.

Concluido ese paso, aseguró Edwin Reyes, encargado de la obra, se procederá con la colocación de la nueva carpeta asfáltica. Dependiendo de las condiciones climáticas, el trabajo finalizará en siete días.

Obras en la Tamayo

Por el sector de La Mariscal, concretamente en la calle Tamayo, las molestias son más generalizadas por el cambio de la capa asfáltica. Un rodillo lizo compactaba la mezcla asfáltica a lo largo de la vía, entre el tramo de las calles Veintimilla y Lizardo García.

Los negocios abiertos a lo largo de ese tramo estaban con las puertas a medio abrir. Denis Chele, dueña del local Banana Street, dijo que la comida que prepara “queda enterita”, pues si antes entraban 100 personas a servirse los platos que ofrece, actualmente lo hacen 20.

Las incomodidades también son de otro tipo para Chele: “En estas dos semanas de trabajos toda la estructura del local tiembla cuando pasa esa gigantesca máquina (rodillo), cuando llegó con las compras del mercado debo cargarlas a la espalda por la imposibilidad de que los carros lleguen a la puerta del local. A eso se suma que los clientes entran con los zapatos llenos de brea y ensucian las baldosas del negocio”.

Angustiada también está Macarena Guevara, dueña del salón de belleza Macarena. La mujer indicó que su clientela desapareció, si antes al día tenía unos 15 servicios (cortes, alisados, permanentes…), hoy no llegan a tres.

Juan Paéz, vecino de la calle Tamayo hace un año, confirmó que sí hay incomodidades, pero trata de pensar que esas molestias no serán eternas y, hasta mientras, su vehículo lo deja en calles circundantes. Solo a las 17:00 lo puede ingresar a su parqueadero.

Para evitar esas pérdidas económicas y molestias en los vecinos, Guevara sugirió que este tipo de trabajo se realice durante la noche. Con eso, agregó, “todos en santa paz”.

Obras en la Pedro Calixto

El mejoramiento de la calzada de piedra de la calle Pedro Calixto, ubicada en el barrio La Tola, también tiene preocupados a los vecinos de la zona. Las piedras centenarias están cubriendo las veredas de ambos lados y ni siquiera los peatones pueden caminar por allí.

Berta Murillo, habitante de La Marín, comentó que para subir a la Tola Alta tiene que darse tremenda vuelta: “Camino unos 25 minutos más o pago taxi”.

Los comerciantes también tienen inconvenientes. Luis Maldonado, propietario del local Café y Empanadas, dijo que el negocio ha bajado y “cuento los días para que las obras concluyan ya”.

La intervención de la centenaria calle, según el Instituto Metropolitano de Patrimonio, concluirá el 27 de marzo.
Rosario Iturralde, vecina de la zona desde hace más de 30 años, aplaudió la realización de la obra, pero pidió celeridad. “Con eso evitamos inconvenientes y molestias entre los vecinos”.

Los trabajadores (12 obreros, 3 técnicos y 1 un maquinista) concluyeron el retiro del adoquín de piedra, y al momento están realizando el mejoramiento de sub base, para luego emprender la construcción de bermas (hormigón armado), colocación de hormigón simple para asentar la piedra, reutilización y colocación del adoquín de piedra y nuevos emporados.

Esta obra ha obligado restringir la circulación vehicular en la calle Pedro Calixto en el tramo comprendido entre avenida Pichincha y la calle Chile. Eso ha originado, según Amelia Rosales, vecina del sector, congestión vehicular en las calles aledañas, sobre todo en la tarde.

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