Un labrador retriever de tres años llamado Blaki fue encontrado cojeando en una calle oscura, el 12 de abril del 2014. El dolor en sus patitas color miel solo le permitía dar entre cuatro y cinco pasos, debido a la fractura que había sufrido en una de ellas. Cansado de tanta lucha para caminar, se desplomaba constantemente en medio de la calzada.
La imagen de Blaki en aquellos días dista mucho de la actual. Ahora, el animal se desplaza con gran agilidad a bordo de una silla de ruedas construida especialmente para él. El sonido de las pequeñas ruedas del aparato alertan a sus dueños de que la mascota juguetea por ahí o se está acercando.
Blaki es parte de las decenas de canes que cuentan ahora con sillas de ruedas que el Movimiento Unido de Salvación Animal MUSA entregó en Santo Domingo de los Tsáchilas, al noroccidente del Ecuador.
La entidad ha salvado a alrededor de 30 animales. Les ha dado tratamiento para sus heridas y, en caso de ser necesario, les facilitan una silla de ruedas que esté acorde con sus limitaciones.
Los artefactos ortopédicos para animales que existen en el mercado tienen altos costos. Por eso, los integrantes de esta fundación decidieron construir sus propias sillas de ruedas con materiales que podían adquirir en ferreterías o que tenían en su casa, desde hace más de dos años.
Los tubos de plástico, las correas y las ruedas se convirtieron en la mejor materia prima para elaborar estos artefactos, que han facilitado la vida de algunos de los perros rescatados en la localidad.
Los miembros de la Fundación aprendieron a fabricar estos aparatos a través de tutoriales en Internet. “Poco a poco fuimos perfeccionando las técnicas para elaborar estas sillas. Así lográbamos que los animales se sientan más cómodos”, asegura el coordinador general de la fundación Musa, Fabricio Barros.
Dependiendo del tamaño del animal, el costo de las sillas es de entre los USD 15 y USD 20. Uno de estos artefactos puede ser construido en alrededor de dos horas. Uno de los primeros pasos es tomar las medidas del can, para determinar el tamaño que debe tener la silla. Luego se ensamblan las piezas con tornillos y se colocan cuerdas y ruedas.
Otra de los animalitos rescatados se llama Pukki . Tenía apenas dos meses de nacida cuando fue atropellada en el sector del Anillo Vial. Debido al accidente sufrió fracturas en sus dos patas traseras, que le dejaron inmovilizada la mitad de su cuerpo. A inicios del 2014 fue recogida y en la actualidad se moviliza con agilidad por toda la casa de su nueva dueña, Mara Moreira.
Barros asegura que el 50% de casos como este, se trata de animalitos que encontraron abandonados. “Los perros están expuestos a que sus propietarios les apliquen la eutanasia cuando sufren de algún tipo de limitación física, ya que requieren de más cuidado como la colocación de pañales y de una silla de ruedas. Queremos que esta situación cambie”, añadió.
Según el veterinario, Esteban Solís, las limitaciones de movilidad en los canes pueden darse por daños neurológicos, por tumores o por fracturas. Explica que estas discapacidades son de mayor riesgo para los animales callejeros. Al no contar con un dueño que supla sus necesidades, estos suelen morir de hambre, porque no pueden moverse para buscar comida. Otras veces fallecen a cuando las heridas que se hacen al arrastrar su cuerpo se infectan.
El especialista señala que los artefactos ortopédicos que se utilizan facilitan la recuperación de las mascotas, dado que “las patas del animal se mantienen inmóviles, permitiendo que huesos y músculos tengan una mejor rehabilitación”.
La dueña de Pukki continúa deleitándose al ver la velocidad de su mascota a bordo de su pequeña silla de ruedas. “Es increíble ver como un animal tan pequeño se adapta a las dificultades y a las adversidades con tanta alegría y dando tanto amor”.
Las personas que deseen conocer sobre esta iniciativa o quieran colaborar con la labor de esta Fundación, pueden contactarse a través de https://www.facebook.com/musasd.rescate/about