El ruido de las alarmas de autos no tiene control

Vicious Car Audio es una de las empresas, ubicadas en la avenida Amazonas, donde se instalan alarmas en autos. Foto: Paúl Rivas / EL COMERCIO

Vicious Car Audio es una de las empresas, ubicadas en la avenida Amazonas, donde se instalan alarmas en autos. Foto: Paúl Rivas / EL COMERCIO

Vicious Car Audio es una de las empresas, ubicadas en la avenida Amazonas, donde se instalan alarmas en autos. Foto: Paúl Rivas / EL COMERCIO

Este aparato genera molestias entre vecinos, no se registran denuncias. El ruido es más perceptible en la noche. Cuando la ciudad intenta silenciarse, a partir de las 21:00, hasta el sonido leve pero reiterativo puede llegar a molestar en extremo y perturbar el sueño.

Más aún el estridente sonido de una alarma de auto que se enciende, la mayoría de veces, por accidente.

El sonido de una alarma vehicular puede alcanzar los 105 decibeles (unidad que mide el ruido) y si no es apagada inmediatamente, puede prolongarse por al menos 30 segundos y luego volver a encenderse.

Alex Naranjo, de la Asociación de Peatones de Quito, explica que si la medición se la hace desde dentro de una casa, con las ventanas cerradas, puede llegar a medir hasta 85 dB, dependiendo de la distancia donde se encuentre el auto. Esa medida está por encima de los 45 dB que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda para ruido externo a la hora de dormir.

En Quito, no se aplica un control por ruido producido específicamente por alarmas. Al momento el tema está en el aire. La Agencia de Control no ha sancionado a una sola persona por mal uso de ese dispositivo o por causar molestias a sus vecinos debido a ese intenso ruido.

Lo que sí han recibido son denuncias sobre ruido de manera general. La Secretaría del Ambiente, por ejemplo, recibe directamente al mes entre 40 y 50 denuncias de fuentes fijas relacionadas en su mayoría por el volumen alto en parlantes, locales comerciales y hasta discotecas. La gente denuncia más por las molestias debido a música, advierte Verónica Arias, de la Secretaría de Ambiente del Distrito.

En la ciudad, los sectores donde existe mayor queja de ese tipo son aquellos donde se registra un mayor número de bares y discotecas, como La Mariscal, La Magdalena, Iñaquito, entre otras. Solo en el sector de La Mariscal hay registrados 72 salones de baile o negocios similares.

El tema de las alarmas, pese a las molestias que genera, no es denunciado porque de algún modo está vinculado con la seguridad. Arias comenta que se debe medir el costo-beneficio de esa clase de sistema para dar prioridades.

Pero ¿cuán eficaz es la alarma para evitar el robo de un automotor? Fernando Sevilla, quien trabaja en el mercado de los autos, cuenta que tienen una eficacia de un 70%, porque cuanto un ladrón sabe que un auto tiene alarma, lo que hace es desactivarla.

El costo de este tipo de aparatos va desde los USD 60 hasta 200, mientras mayor es el valor mayor es la prestación y la seguridad. El problema es la facilidad con la que estos dispositivos se encienden. Hay algunos que han sido calibrados a muy alta sensibilidad y el paso de un auto cercano puede activarlo.

Precisamente por ese problema, un gato era el causante del insomnio de Santiago Viteri, quien vive en Ponciano Bajo. Cada noche, dos o tres veces, la alarma del auto de su vecino se encendía. No solo molestaba el ruido, sino las luces que parpadeaban. Santiago cuenta que el sonido molestaba a al menos cuatro familias, incluida la del dueño del auto. Finalmente, su vecino optó por desactivarla en las noches. Esto significó recuperar la tranquilidad, especialmente en las horas de sueño.

El tiempo promedio para que una persona apague la alarma, es de al menos 20 segundos, tiempo en el que el carro no deja de pitar. Hay mecanismos que traban el encendido del motor. En ese momento es necesario introducir el código para que el encendido del motor se desbloquee.

Guillermo Báez, presidente de Balcones del Norte, donde viven unas 1 300 personas, cuenta que sí ha recibido quejas de vecinos, principalmente cuando las familias salen de vacaciones y se encienden las alarmas, en especial la de las casas.

Gabriela Larreátegui, supervisora de la Agencia de Control, señala que en el caso de las alarmas, para que haya sanción, se debería tener la presencia de un técnico ese momento. Explica que hoy no se está sancionando el tema porque no llegan denuncias. La gente llama más por ese tipo de eventualidades a la Policía.

Según Arias, se debería revisar la norma y ver qué se puede implementar para tener un mejor control en el tema.

En contexto
La Secretaría del Ambiente realiza el control de ruido a fuentes fijas de acuerdo al uso de suelo. Los establecimientos que no cumplan los límites permisibles serán sancionados con una multa que, dependiendo del caso, puede llegar a los 20 salarios básicos.

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