¿Dónde están los taromenane?

Sin Ompure, todo lo que ahora se diga de los pueblos en aislamiento voluntario taromenane pasa por el filtro oficial. Luego de su trágica muerte, el Estado autorizó la explotación petrolera en los bloques 31 y 43 del Yasuní y reanudó las actividades extractivas en Armadillo.

Hoy, 5 de marzo, se cumple otro año del ataque perpetrado en 2013 por guerreros taromenane en contra del ‘anciano’ waorani Ompure. Lanceado, no pudo cumplir con lo que le habían solicitado.

Ompure era el único hombre que mantenía contacto entre ellos y el mundo occidental y precisamente fue su muerte la que entregó las últimas evidencias del pueblo taromenane: la familia del ‘anciano’ se adentró en la jungla, mató a un número no determinado de indígenas no contactados y se llevó a dos niñas nacidas en ese clan.

Las niñas, las lanzas y los relatos waorani de esa venganza es todo lo que queda de los taromenane, al menos a la luz.

Al este, en la plataforma Apaika, dentro del Yasuní, ya operan pozos petroleros correspondientes al Bloque 31. En sus inmediaciones, según el informe del Ministerio de Justicia validado en febrero de 2015 por la Asamblea, no se reportan alertas de encuentros con taromenane (un contacto con ellos es causal para suspender las operaciones petroleras).

Al suroeste está Armadillo, zona de cuatro ataques con lanzas tagaeri-taromenane hasta 2009. Allí, la actividad petrolera se retomó después de que el mismo Ministerio determinara que ese no era sitio de influencia taromenane.

Si no hay alertas de pueblos en aislamiento, si no queda evidencia de ellos en Armadillo, ¿qué pasó con los taromenane? ¿Se extinguieron? O si hay fotos y registros satelitales de su existencia, ¿por qué ocultarlos? La muerte de Ompure es una tragedia en ese sentido.

El filtro oficial es el límite de todo en el Yasuní. No existe forma de entrar a la zona intangible taromenane sin terminar preso por etnocidio. Tampoco, sin su voluntad, hay modo de ir a los bloques 31 y 43 para conocer el impacto por los pozos perforados en esa selva.

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