Una de las áreas más olvidadas del país es la salud mental. La depresión, en este contexto, está considerada como un componente de otras enfermedades recurrentes -la neurosis y la psicosis-. Los datos sobre los suicidios en el Ecuador son preocupantes. ¿Es que es una utopía vivir en armonía?
Una nota de la agencia EFE proveniente de Ginebra pone la voz de alarma: ‘Más de 800 000 personas se suicidan anualmente y el 75 % de ellas son de países de bajos y medios ingresos, según el primer informe sobre el tema elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS)’. El estudio, presentado en días pasados, ‘revela que cada 40 segundos una persona se suicida en el mundo, pero la cifra de aquellas que lo intentan y no lo consiguen es mucho mayor’.
‘Aunque los índices de suicidio son más altos entre las personas mayores de 70 años, globalmente entre la población de entre 15-29 años el suicidio es la segunda causa de muerte. Debido a esta situación la OMS considera el suicidio como ‘un problema mayor de salud pública’ que, lamentablemente, no se trata como tal’.
Las causas son complejas
‘Con respecto a las causas del suicidio, en los países desarrollados esta práctica se relaciona con desórdenes mentales, provocados especialmente por el abuso del alcohol, y con la depresión. Sin embargo, como la gran mayoría de los casos se dan en países de bajos y medianos ingresos, la principal causa de los mismos es la presión y el estrés por problemas socioeconómicos’, de acuerdo con el informe de la OMS.
Asimismo, la OMS señala que ‘el estigma y el tabú en torno al suicidio como las principales causas que evitan que tanto los familiares como los gobiernos traten el tema de forma abierta y efectiva’. ‘Muchos casos de suicidio se dan en personas que han tenido que superar un conflicto bélico, un desastre natural, violencia física o mental, abuso o aislamiento’, dice la OMS..
Nuestra realidad
Los accidentes de tránsito, el VIH/Sida y los suicidios son las tres principales causas de muerte entre los jóvenes de 10 y 19 años. Solo en Quito se han reportado 91 fallecimientos, entre enero y julio de 2014, de conformidad con el último informe del Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana.
Se puede reconocer que el mundo urbano –sin excluir al urbano-marginal y rural- es el escenario en el que se desarrollan diferentes patologías que afectan a los seres humanos de todas las edades, condiciones sociales, económicas y culturales. El Ecuador no está libre de esta situación.
El hacinamiento, la contaminación, el ruido, los largos trayectos para llegar a los lugares de estudio o trabajo, los conflictos en los hogares, entre otros factores, provocan depresiones en un número creciente de personas. Pero hay otros de etiología más profunda, según los especialistas: los trastornos del ánimo, unidos a la violencia y la pobreza que son, en su conjunto, el entorno de esta problemática.
Pero, ¿qué es la depresión?
Hay diferentes lecturas sobre esta enfermedad. En términos amplios, la depresión es el resultado de ‘yo y mi circunstancia’, según Ortega y Gasset; ‘el desasosiego de Pessoa; la angustia del extrañamiento de Camus; el absurdo de Kafka; las ‘esperanzas muertas, los sentimientos interrumpidos, los infortunios de la inocencia’ de Gesualdo Bufalino; la angustia de Kierkegard o de Auden.
La depresión es, en otras palabras, un reflejo de las amenazas, frustraciones, conflictos, desilusiones y desesperanzas que afectan a millones de personas, y de manera especial en nuestros propios hogares.
La depresión es también: ‘imprevisibilidad, irregularidad de la vida, el abismo entre el desarrollo espectacular de la técnica y la fragilidad mayúscula del individuo en su comunicación… El ordenamiento prosaico de las cosas, con una red anónima de relaciones sociales, en el que el individuo es solo un medio utilizado por el mecanismo colectivo para fines que se le escapan. En frase de Pessoa, la depresión es ‘lo que soñamos en la infancia y que continumos de adultos en un sustrato de niebla. O aquella en la que acaba por meternos en un ataúd’.
Desde el punto de vista científico, la depresión es ‘una claudicación psicológica y biológica del individuo, que se expresa a través de síntomas psíquicos (talante disfórico, desmoralización, desinterés, pérdida de la autoestima) con sus marcadores biológicos (astenia, anorexia, pérdida de peso, trastorno de sueño, algias, que, asociado a este desorden psiquiátrico, lleva al individuo a otras problemáticas, sean económicas y sociales…’
Principal causa de discapacidad
La depresión –según los expertos- será una de las 10 enfermedades mentales que para 2020 representará un problema de salud pública, debido a la gran demanda de atención médica. Incluso hoy, constituye la principal causa de discapacidad a nivel global, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Algunos datos grafican la realidad de esta pandemia:
• La depresión afecta más a mujeres que a hombres.
• Es la principal causa de discapacidad en el orbe.
• Constituye una importante carga de morbilidad (número de personas enfermas en un espacio y tiempo determinados) en todos los países.
• Cobra cerca de un millón de vidas al año.
• Sin un tratamiento adecuado puede llevar al suicidio.
• Más de la mitad de enfermos en el mundo no recibe tratamientos adecuados.
• Hay relación entre depresión y salud física. Ésta puede desarrollar enfermedades cardiovasculares y viceversa.
Armonía interior
La depresión dejó de ser un problema individual; ahora se la considera un problema social y global, por sus implicaciones biológicas, psicológicas y aún económicas. Y ante esta situación no hay soluciones mágicas. La mayoría de las personas con depresión acude al consumo de antidepresivos –ansiolíticos-, y termina esclava de la automedicación.
En lo personal la meta sería lograr, con ayuda profesional, la armonía interior, que incluye, de hecho, mecanismos neurobiológicos, que implican cambios progresivos en un contexto familiar adecuado, el mejoramiento de la autoestima y la capacidad para construir o reconstruir un proyecto de vida.
Y en lo macro es urgente el concurso de varias políticas públicas y estrategias que integren la salud física, mental y social, y acciones concretas para promover una sociedad saludable, equitativa y defensora de la vida. Porque cada suicidio, en todo sentido, nos concierne.