Diez años han sido suficientes para que la sociedad ecuatoriana (el pueblo, sus políticos, las élites, la opinión pública y las autoridades estatales) juzgue de diferente manera el comportamiento de un Presidente de la República en una campaña electoral.
Semanas antes de que mi Abuela dejara su cargo de telefonista y empezara su vida de jubilada, el gobierno de Rodrigo Borja inauguró la carretera de 20 km de doble carril y asfalto que une Ibarra con Urcuquí. Desde entonces, el viaje entre esos dos cantones dura algo más que un cuarto de hora. Pero hasta 1989, llegar a ese pueblito desconocido por el ecuatoriano promedio era para mi familia una mezcla de tensión y alegría. Por décadas se utilizó un camino culebrero que seguramente tenía unos kilómetros más que la actual carretera; pero tomaba casi una hora atravesarlo. La vía era estrecha, de un solo carril, y estaba empedrada. La peña a un lado y el abismo al otro. El paisaje, como tantos que tiene el Ecuador, precioso. Lo que más recuerdo de aquellos viajes era el traqueteo del cóndor modelo 82 de mi madre, por la piedra del camino y su trazo serpenteante. Como había tanta curva, ella no se desprendía del pito, pues el rato menos pensado asomaba otro carro o un bus en contravía; el qu
Cuando en la administración de justicia pesa la influencia política de quienes están en el poder, es posible que se produzcan fallos insólitos. Es lo que acaba de ocurrir con el mayor (r) Fidel Araujo, ex militante de Sociedad Patriótica, quien tres años después de la lamentable revuelta policial del 30-S, está por recibir una condena de hasta nueve años de prisión por el delito de “incitación a la rebelión e indisciplina de la fuerza pública”.
La historia suele ser implacable. Y quienes ahora tienen el poder no podrán escapar de los juicios que esta ya ha empezado a formular sobre sus casi siete años al frente del Estado.
Una vez que el Gobierno se quitó de encima la camisa de fuerza ecologista, y anunció sin remilgos explotar el ITT, solo queda responder una pregunta. ¿Cuál será el futuro de Ivonne Baki, la ex jefa negociadora de la Iniciativa? Con 13 años en la escena pública, esta mujer guayaquileña ha sido uno de los “mandos medios” de la política ecuatoriana que con más facilidad ha logrado mantenerse vigente. Desde 1998, Baki trabajó con cuatro de los cinco gobiernos que han estado en el poder. Sin importar las diferencias ideológicas entre estos presidentes ni las pugnas desatadas entre sus grupos políticos, Baki supo ser una funcionaria clave en las administraciones de Jamil Mahuad, Gustavo Noboa, Lucio Gutiérrez y Rafael Correa. Al inicio de su actividad política, Baki fue identificada como una de las personas de mayor confianza del ex presidente Mahuad. Fue la embajadora en los Estados Unidos, en años donde la diplomacia del Ecuador miraba como una prioridad las buenas relaciones con ese país.
Los historiadores califican este episodio como uno de los más lamentables de nuestra vida política y diplomática. Y también como una de las gotas que colmó el vaso del llamado período Progresista (una suerte de conservadurismo ‘light’, post García Moreno 1875-1895).
A propósito de que se cumplen 32 años del accidente de aviación en Zapotillo (Loja), donde perdieron la vida el presidente Jaime Roldós Aguilera, su esposa Marta Bucaram y la comitiva militar que lo acompañaba, recojo un reportaje histórico que publiqué en EL COMERCIO, el domingo 28 de mayo del 2006, bajo el título ‘La crisis produjo insomnio a J. Roldós’. Esta nota muestra una de las facetas más sensibles del gobierno de aquel líder guayaquileño que inauguró la democracia en 1979: la crisis económica que se destapó en aquellas semanas.
Gobernar pensando solamente en los golpes mediáticos, a la larga, resulta riesgoso para cualquier Presidente de la República o Ministro de Estado al que no le guste que lo llamen demagogo.
La historia del peronismo argentino, durante la primera mitad del Siglo XX, y la del chavismo venezolano de estos días tienen más cosas en común que la simple adoración a sus caudillos fallecidos en el poder.
A pocos días de las elecciones y ante la avalancha de sondeos donde se proyecta la supuesta victoria absoluta de Rafael Correa, cabe cruzar algunos números que la historia electoral del país arroja, y proyectar algunos escenarios que los distintos candidatos deberían tomar en cuenta si son ampliamente derrotados en las urnas.
¿Qué es más vergonzoso: plagiar parte de una tesis de grado, admitir que falsifiqué un título académico o haber usado todo el aparataje estatal para proteger a un impostor?
Cuánta molestia le causó al Concejo capitalino que administraba la ciudad de Quito, en la primera etapa de la alcaldía de Paco Moncayo, que el entonces presidente de la República, Gustavo Noboa, haya desairado a la ciudad con su inasistencia a la Sesión Solemne del 6 de diciembre del 2001.
Otra derrota política para el ex presidente Abdalá Bucaram Ortiz. La madrugada del martes, el Consejo Nacional Electoral (CNE) lo sacó de la papeleta presidencial diluyendo nuevamente sus esperanzas de regresar al país, sin ser detenido por la orden de prisión preventiva en su contra desde 1997. Al menos en el discurso político, la inscripción […]
Hace más de un año que Auki Tituaña y Humberto Cholango se declararon la guerra política. Al inicio fue un enfrentamiento de baja intensidad, donde sus ácidas críticas bullían en la caldera de la opinión pública nacional. Un año atrás, Tituaña, el reconocido ex Alcalde de Cotacachi, fracasó en su intento por presidir a la Conaie, la organización indígena más grande del país. Fue Cholango quien le ganó en la contienda política más importante para esta organización social. A partir de ese momento, a Tituaña no le interesaba disimular su antipatía por su contendor. No solo que dudó del liderazgo de Cholango, sino que puso en entredicho su frenético discurso de oposición al gobierno de Rafael Correa. Según Tituaña, Cholango tenía “rabo de paja” y una muestra de su acercamiento con el Gobierno fue el nombramiento de Ricardo Ulcuango como embajador en Bolivia, un cargo que no contó con la anuencia de los dirigentes de la Conaie. El lunes pasado, Cholango saboreó el plato de la venganza. El s
La noche del miércoles 2 de abril del 2003 hubo un homenaje de solidaridad con cierto tufillo político. No fue en el Hotel Quito, un lugar reservado para invitaciones un poco más peluconas. El acto de esa ocasión se organizó en el Teatro Quitumbe, hasta donde llegaron 350 amigos para respaldar al coronel de Policía, Napoleón Villa, que había sido separado del Fondo de Solidaridad, cuando su cuñado Lucio Gutiérrez era presidente de la República.
Fue en el Tribunal Supremo Electoral de la ‘partidocracia’, el 12 de septiembre del 2000. Seis de los siete vocales de ese organismo pidieron a la Fiscalía General del Estado una investigación urgente para descubrir a los autores, cómplices y encubridores del delito de falsificación de firmas que frustró el proyecto de consulta popular que la Conaie había impulsado para refundar el país, luego de que Gustavo Noboa se quedara en la Presidencia de República, reemplazando a Jamil Mahuad y al efímero triunvirato que lo tumbó del poder.
Si no conociéramos la obsesión del presidente Rafael Correa por cuidar su honra y protegerse del daño moral, no llamaría la atención que haya inadvertido las insistentes y temerarias acusaciones que, de un tiempo acá, han formulado en su contra el ex presidente Abdalá Bucaram y su hijo Dalo.
La reciente crisis política desatada en Paraguay muestra cómo las dos últimas décadas han estado marcadas por la inestabilidad en América Latina: golpes de Estado, destituciones por parte de los congresos, renuncias forzadas ante la presión social o el desbarajuste económico... Desde 1993, 12 mandatarios dejaron el poder (Hugo Chávez logró recuperarlo en abril del 2002), cuando sus naciones atravesaban severas crisis. Paraguay, Bolivia y Ecuador son los países que más interrupciones constitucionales reflejan. Aquí un compendio de estos complejos momentos.
Supongamos que con la llegada al poder en enero del 2007, Alianza País sepultó a la ‘partidocracia’ –este es un término deformado por la Revolución Ciudadana, para descalificar a un sistema político que si bien en Ecuador estaba en crisis, en teoría es la base de una democracia auténtica-. Con el ascenso del correísmo, la historia política del Ecuador se iba a construir sobre la base de nuevos referentes: estabilidad, pluralismo, transparencia, rendición de cuentas…
El 9 de abril, el presidente Rafael Correa envió una carta descomedida al titular de la Asamblea Nacional, Fernando Cordero, quien además es su compañero en Alianza País. La misiva del Presidente tenía un mensaje central: rechazar los legítimos exhortos que los parlamentarios hacen al Ejecutivo para que este avance en determinadas tareas de su gestión. Los exhortos son legítimos porque así lo ampara la ley y porque además es una forma de libertad de expresión.