Se abren las clases en el ciclo Sierra y Oriente. Y mientras tomamos unos días para medirle el pulso a la apertura y su proceso, cabe comentar un hecho que denota cambios.
La educación fiscal había terminado por convertirse en el ‘patito feo’, lo cual hacía más difícil que se cumpliera el postulado de una educación básica para todos. Con el retroceso de la educación pública, el acceso se volvía más restrictivo porque incluso los padres de familia más pobres debían pagar para cubrir los salarios de maestros de ciertas asignaturas y conseguir el uniforme escolar.
Los datos publicados por EL COMERCIO ayer muestran un cambio, que se manifiesta en que 31 000 alumnos migraron hacia los establecimientos fiscales. 13 colegios privados se cerraron y algunas de sus instalaciones son ocupadas por entidades de educación fiscal.
El plan de las escuelas del Milenio crece poco a poco. Los requerimientos son múltiples y la decisión y voluntad política son manifiestas. 109 unidades del Milenio se piensa inaugurar hasta el 2017. 50 de ellas se abrirán en el próximo año. Su costo oscila entre USD 5 y 6 millones. Solo en Quitumbe, al sur de la capital, se instalarán 10 escuelas del Milenio.
Se trata de instalaciones con tecnología de punta, construcciones de calidad y baños decentes, que contrasta con una buena cantidad de planteles que tienen su infraestructura destruida y con pocos servicios, y cuyos alumnos solo han visto una computadora en vitrinas o en la TV.
Pese a que todavía existen desafíos, se trata sin duda de una señal positiva.