‘Los ideales no mueren” es el lema que ha inspirado a nostálgicos militantes del extinto partido Izquierda Democrática a promover su “renacimiento”.
Luego de arduo trabajo cumplido por los fundadores de esa agrupación política, bajo la batuta de Rodrigo Borja, Manuel Córdova, Andrés Vallejo, etc., el Tribunal Supremo Electoral reconoció a la ID como partido el 5 de mayo de 1978 y le asignó el número 12, una vez que había cumplido los requisitos de ley. En cambio, el 9 de julio del 2013 el Consejo Nacional Electoral oficializó su desaparición del Registro de Partidos, junto a otras tiendas que habían incumplido las exigencias legales establecidas y dispuso la incautación del edificio construido con el aporte de sus afiliados.
Ocurrió algo similar a lo que han sufrido varios partidos, que han fenecido cuando se ha retirado su fundador, en este caso Rodrigo Borja, quien, durante el acto que se cumplió el sábado anterior, en el Salón de la Democracia del Consejo Nacional Electoral, que constituyó el inicio del proceso para la reinscripción del “Partido Naranja”, recordó que, luego de 34 años de actividad en esa agrupación, decidió retirarse para dar paso a los jóvenes. Anotó que su presencia en este evento era sólo para expresar su apoyo a la iniciativa de revivir al “partido de masas hecho con barro ecuatoriano”.
La ex legisladora y exconcejal metropolitana Wilma Andrade fue elegida representante de la ID ante el CNE y ve con optimismo el renacimiento del partido. Ella tiene a su cargo la coordinación del proceso de afiliación de 180 000 ciudadanos en el país, equivalente al 1,5 del padrón electoral, aunque la experiencia demuestra que tendrá que obtener un número mayor en previsión de las contingencias de la calificación pertinente…
Es de suponer que esta vez sacarán a relucir los principios y el lema que inspiraron hace cuatro décadas la formación del que llegó a ser el más importante partido del país. Como anota el líder histórico: Izquierda es la vocación de cambio social, y Democrática significa cambio sin sacrificar la libertad, con respeto a los derechos humanos y a las prerrogativas de los pueblos de elegir sus gobernantes. Agrega que el lema Justicia social con libertad es porque no quieren la justicia social a cambio de la libertad ni la libertad sobre los escombros de la justicia social, sino ambos valores juntos en una dinámica y moderna formulación política.
Se ha recordado que la Izquierda Democrática no demoró para tener 600 000 afiliados; que “el secreto de su vitalidad fue haber nacido abajo, no en las alturas del poder” y que esa fue su diferencia con otros partidos.
En cambio, ahora unos cuantos miembros prominentes de esa organización política disfrutan de las “alturas del poder” de la Revolución Ciudadana y comparten los denuestos contra la partidocracia…