En diciembre el CNCine instó, por medio de una Resolución Oficial, la creación de gremios y asociaciones profesionales. Foto: Archivo EL COMERCIO
Llenar el puesto de la representación de técnicos y actores cinematográficos en el Consejo Nacional de Cinematografía (CNCine) se volvió una necesidad en este año.
Juan Martín Cueva, director del CNCine, explica que existen dos elementos que motivan el deseo de llenar esta vacante. El primero es el Encuentro Nacional de Cine, que se realizará el 19 y 20 de marzo. El segundo tiene que ver con la Ley de Fomento, “hemos constatado que hace falta una revisión profunda de la legislación de cine. La actual ley nos está quedando corta, no tiene coherencia con las realidades actuales del sector”.
Frente a esta necesidad de cambio, dice Cueva, “en la propuesta que se construya se debe contar con la participación de todos los oficios”.
El Consejo Directivo de esta entidad -según el art. 6 de la Ley de Fomento de Cine Nacional- debe estar conformado por siete miembros, tres de ellos representantes del oficio. Un puesto corresponde a los Productores cinematográficos, otro a los directores y guionistas y un tercero a los actores y técnicos.
El resto de cupos los llenan el Presidente del Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual, un delegado del Ministerio de Industrias y Comercio Exterior, un delegado del Ministerio de Cultura y Patrimonio y el presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana.
Durante los primeros años, la falta de asociaciones obligó a elegir delegados de manera excepcional. En el 2006 Armando Salazar, director de fotografía, ocupó este cargo de vocero. Pero desde el 2010, que culminó su período, no ha existido representante.
Cuando se realizó un llamado a elecciones en el 2012, esta rama no contó con asociaciones legalizadas que pudieran postular miembros. Hasta la fecha tampoco hay registros oficiales sobre el número de técnicos y actores en el país.
Para Salazar, la persona que llegue a esta vacante debe tener una visión más allá de su profesión. En cierto sentido, dice Salazar, se requiere de una vocación política.
Arturo Yépez, representante de los productores, añade que las asociaciones son una necesidad de la industria, porque permiten la organización del medio, ahora en desarrollo. El representante es un interlocutor entre los miembros que ejercen la profesión y el CNCine. Para Yépez esta persona permite la democratización de la opinión del área.
“Es importantísima nuestra labor como puente de comunicación”, dice José Zambrano, representante de guionistas y directores . Añade que su labor le permite plantear las necesidades del gremio.
Desde el lado de actores y técnicos no han faltado agrupaciones, pero continúan sin oficialización. Daniel Andrade, director de fotografía y miembro de la Asociación Ecuatoriana de Técnicos Cinematográficos (AETC), relata que desde hace más de dos años se encuentran trabajando en el fortalecimiento de esta asociación profesional.
La idea, dice Andrade, es apoyar a la profesionalización de los integrantes y por tanto la concentración ha estado en la organización interna.
Si bien no lo ven como una prioridad, Andrade reconoce la importancia del espacio que ofrece el CNCine “es una de las pocas organizaciones que funcionan de manera directa con la sociedad civil. Es necesario que participe alguien de nosotros porque somos quienes están en contacto directo con las filmaciones”.