El fondo de apoyo al cine busca recursos en el mercado audiovisual

La propuesta de reforma a la Ley de Cine otorga más control al CNCine, que se convertiría en dos entidades. Foto: EL COMERCIO.

La propuesta de reforma a la Ley de Cine otorga más control al CNCine, que se convertiría en dos entidades. Foto: EL COMERCIO.

La propuesta de reforma a la Ley de Cine otorga más control al CNCine, que se convertiría en dos entidades. Foto: EL COMERCIO.

Los ingresos generados por el sector audiovisual cada año en el Ecuador superan los USD 700 millones, según cifras del CNCine.

La propuesta de reforma a la Ley de Cine, que se discutió en Guayaquil durante dos jornadas, hasta la tarde de ayer 26 de marzo, plantea que el Fondo de Fomento Cinematográfico reciba contribuciones especiales de los ingresos brutos de productores de cine y publicidad, audiovisual, televisión abierta y video por suscripción.

La idea es que el Fondo, que actualmente solo recibe recursos estatales, capte dinero del mismo mercado como sucede en Colombia, Brasil y Argentina. El proyecto de reforma fue presentado y discutido en el marco del III Encuentro Nacional de Cine, que se realizó en la Universidad de las Artes.

La Ley de Cine (2006) condujo a la creación del CNCine, que con la reforma se convertiría en un Comité Intersectorial y un Instituto Nacional del Cine y el Audiovisual. Manolo Sarmiento, director del Festival EDOC, defendió la idea de otorgarle potestad de regulación y control al Instituto con el fin de evitar abusos, sobre todo, de los exhibidores. “Y saber al fin cuántas entradas se venden en el país, algo que no conocemos”, indicó.

Juan Martín Cueva, director del CNCine, reconoció que la ley es también un territorio de disputa política y cultural: “Hay una hegemonía casi absoluta en todas las ventanas y plataformas de circulación de lo audiovisual de contenidos ajenos a nuestra identidad y a nuestras reflexiones culturales”.

Entonces, desde su perspectiva, es necesario que la sociedad ecuatoriana se dote de herramientas para garantizar la gobernabilidad y el ejercicio de soberanía en estos ámbitos.

Entre las fuentes directas del financiamiento del Fondo de Fomento, que pretende garantizar un flujo de recursos que impulse la cadena productiva, está un importe del 10% al valor de las entradas de cine y una participación del 5% en las ganancias obtenidas por las distribuidoras de cine extranjero en el país.

La venta de entradas a las salas de cine genera al año entre USD 13 y 14 millones, según Jorge Luis Serrano, exdirector de CNCine. “Es el momento de hacer presión también a los gobiernos locales, que están recaudando el impuesto al espectáculo público, que son alrededor de USD 4 millones. Es el momento de que ese impuesto se transforme en fondos locales para el fomento de la producción audiovisual”, sostuvo.

Jan Vandierendonk, productor y director de cine de origen belga, indicó que el cambio de concepto de cine a audiovisual es imperativo para que entre en el ámbito de la ley las múltiples plataformas existentes y las que están por venir. El cineasta criticó las salvaguardias que obligan a los productores “a contrabandear” equipos y limita la disponibilidad de “instrumentos de trabajo” del sector.

Lo que ayudó a producir el CNCine el año pasado, con sus mecanismos de fomento, equivale al 3% de lo que se necesitaría para cumplir con las cuotas de TV, en el supuesto de que todos esos contenidos fueran televisados, detalló Rafael Barriga, delegado del Ministerio de Cultura.

Las cuotas plantean la generación de 4 000 horas de producción independiente al año, según Manolo Sarmiento: “Hay que decirle a la Asamblea: denos una ley del audiovisual para lograrlo”.

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