Los estampados pueden ser vistosos y de muchos tonos. Foto: Cortesía Arte y Decoración
El tema de los cojines, en decoración, es de importancia, pero no suele dársele toda la atención que merece. Una buena colección de estos accesorios puede cambiar íntegramente el aspecto de un salón o de un dormitorio.
El cojín, explica Henry Martínez, de Arte y Decoración en Ambato, permite renovar zonas completas de un ambiente o pequeños espacios, como un sofá.
“Al seleccionar estos objetos conviene tener en cuenta que existen al menos dos principios básicos: el estrictamente estético y el del confort”.
Es posible optar por una gama de colores fríos (azules, amarillos, grises) o cálidos (marrones, rojos, ocres). Se trate de una u otra gama, la combinación de estampados puede resolverse de la misma forma: juego de rayas y cuadros, por un lado; distintos tipos de flores, por otro.
La variación de formas, colores y tamaños rompe la monotonía.
Una de las tendencias actuales, dice Micaela Villacís, de Dekorcasa, es fabricar cojines. Los productos de seda bordada, en tonos tierra, causan un efecto muy distinto de aquellos en los que predominan las rayas y los cuadros de colores fríos, más clásicos y barrocos.
También se pueden elaborar con algodón o tejidos. El estampado y los colores se deben escoger en base al espacio en donde se lo colocará, añade Villacís.
“El tono de los muebles o del piso es determinante”.
El atractivo decorativo del cojín no acaba, puede complementarse -en el sofá- con mantas de colores acordes o con tonos vivos y llenos de gracia, dependiendo del clima.
En el mercado local existen tantos cojines como diseños imaginables: cuadrados, redondos, grandes, pequeños, de un solo color, multicolores, con bordados, con borlas y ribetes.
Los materiales para confeccionar estos objetos son diversos. Hay de algodón, de poliéster y de plumón sintético. Sin embargo, explica Martínez, la medida tradicional para estos productos es de 50×50 cm.