La riqueza cultural y religiosa de la congregación de los Oblatos en Cuenca es vasta, al igual que su valor patrimonial. En su convento, ubicado en el Centro Histórico de la ciudad, se conservan 1 300 piezas textiles, 48 esculturas, 64 obras pictóricas y un fondo bibliográfico de más de 2 000 textos.
Una parte de esta reserva fue expuesta la semana pasada por los 130 años de la congregación, que se fundó en la capital azuaya y que, en la actualidad, está en Estados Unidos, Venezuela, México, Colombia e Italia.
Dos espacios de exposición fueron habilitados. En el convento oblato se mostraron los objetos vinculados con su fundador, Julio María Matovelle, quien falleció hace 85 años. Mientras que en los bajos del templo de Todos Santos, en el Barranco del río Tomebamba, estuvieron ocho pinturas de gran formato de los siglos XVIII y XIX, de autores como el ecuatoriano Joaquín Pinto.
Son cuadros como la Última Cena y Jesús en el Huerto de los Olivos. También, hubo esculturas de reconocidos artesanos como Miguel Vélez, Gaspar Sangurima, Daniel Alvarado…
La Dormición de la Virgen y La negación de Pedro son cuadros de la Escuela Quiteña, que fueron admirados. El sacerdote Ramiro Cristancho y la curadora Marlene Ullauri seleccionaron las obras y se pensó en las de mayor valía.
Según Ullauri, las exposiciones paralelas tuvieron dos objetivos. El primero fue mostrar las imágenes a los fieles con fines religiosos y el segundo que cuencanos y turistas admirasen este arte.
“Las obras tienen un valor cultural, pero también intrínseco para la comunidad, que es catequizar. Eso se hacía antes. Claro que ahora estamos en otro momento, pero también se puede apreciar y aprender”, señala Ullauri.
Y esos propósitos continuarán. Para el 2015 se alista una exposición de las 1 300 piezas textiles, que fueron bordadas a mano con hilos de oro y plata. Algunas pertenecieron a Matovelle. Se realizará en el Museo de Pumapungo con apoyo del Ministerio de Cultura.
Según Ullauri, el objetivo final es abrir un museo para exponer toda la reserva, que fue adquirida por los sacerdotes hasta 1960. Para ello, se definirá un espacio en el convento y se buscará financiamiento.
Ullauri y Ximena Pulla se encargan de la conservación de la reserva de esta congregación desde el 2008 y 2009, en ese orden. Esa labor se realiza con fondos de la comunidad y apoyo privado, dice el sacerdote José Conde, párroco superior del convento de Cuenca.
Hace tres años, la reserva textil fue sometida a una limpieza superficial y fue guardada en fundas de pellón como parte de un tratamiento de conservación preventivo para protegerlos de las variaciones climáticas y la humedad.
En la actualidad, hay tres piezas que requieren especial atención y su intervención se iniciará en el corto plazo. Para ello, existen cuatro restauradores e historiadores voluntarios que se encargarán del proceso.
Entre las reliquias de Matovelle, de quien se tramita su causa en El Vaticano para que sea beatificado, se destaca un altar portátil de madera elaborado en Alemania. Allí, llevaba su piedra de ara (trozo de mármol perteneciente a un altar), su misal, vinajeras, copón, hostiario, atril…
Conde destaca la biblioteca, que está entre las más grandes de Cuenca. Hay libros históricos, incunables y pergaminos que tienen hasta 250 años.