E el objetivo del III Festival Internacional de Danzas Folclóricas es realizar un intercambio entre los bailes tradicionales que interpretan agrupaciones de Perú, Colombia, Venezuela, Chile y Ecuador.
Los bailarines extranjeros, presentes en el Festival, se admiran cuando ven la manera en que se realiza un mismo baile en diferentes países. La jota, por ejemplo, que es una danza de origen español muy difundida en Latinoamérica en tiempos coloniales, es bailada por la agrupación chilena Voces de América, con numerosos zapateos y movimientos de manos, como de quien aprieta castañuelas españolas.
“Los chilenos bailan la jota de una manera más señorial, españolizada. Para ellos este es un baile de salón ”, analiza el colombiano Humberto Ceballos, quien dirige la compañía Antichaskikuna, de Cali (Colombia). Los colombianos, en cambio, ejecutan la jota, según el mismo Ceballos, “de una manera más negra, más popular”. No realizan castañeteos ni zapateos (herencia española). Además, los movimientos de la jota en Colombia no son de salón sino más bruscos, rápidos y sensuales.
Según el folclorista Wilman Ordóñez, líder de la agrupación Retrovador (Ecuador), la jota colombiana se parece a la ecuatoriana sobre todo por las vueltas. Pero lo que identifica tanto a la jota de Ecuador y Colombia con la de Chile es el cortejo. Este es un baile de pareja: los bailarines intentan atraerse el uno al otro.
En ocasiones, como se ha demostrado en este festival, los bailes pueden cambiar sus nombres de una nación a otra pero aun así conservar los principales rasgos de su ejecución.
“Las fronteras son imaginarias. Todos fuimos colonias de España”, recuerda Amílcar Hijar Hidalgo, director de Yawari (Perú).
El martes su grupo ejecutó La Marinera, un tema interpretado a un ritmo que lleva el mismo nombre. La marinera peruana es el equivalente a la cueca chilena y al amorfino ecuatoriano.
En Perú es considerado un baile nacional. Mientras las manos se preocupan de mover los pañuelos, los pies se deslizan de un lado a otro. “Ambos movimientos deben fusionarse”, explica Hijar.
Según Ordóñez, tanto en la cueca como en el amorfino y en la marinera es muy similar el vestuario republicano, la vuelta en círculos para formar “eses” y “ochos”. Tanto en Chile como en Ecuador y Perú estos bailes son considerados aristocráticos.
Otro baile que interpreta la agrupación peruana Yawari se denomina La Morenada y lleva el ritmo del mismo nombre. La puesta en escena incluye máscaras y trajes multicolores. Según Hijar, este baile era usado por los indígenas del altiplano peruano para ironizar sobre los morenos.
El folclorista guayaquileño resalta que la morenada es similar a un ritmo que se solía realizar en terreno ecuatoriano en la época republicana: la diablada de Píllaro. En este último baile también se empleaban máscaras pero, a diferencia de la morenada, en la diablada funcionaba para burlarse de los españoles.
En lo que coinciden muchos de los protagonistas de este encuentro internacional es en el hecho de que los bailes folclóricos se han tenido que adaptar a estos tiempos modernos. “Son bailes tradicionales refuncionalizados a la modernidad”, añade Ordóñez.
Suhail Soto, directora del grupo Voces de América de Santiago de Chile, cree que este festival es un intento por no dejar que mueran los bailes de origen ancestral.
El colombiano Humberto Ceballos considera que la principal función que cumplen estas compañías de danzas tradicionales es darle a cada país un sello que lo identifique. “Aunque con festivales de este tipo nos demos cuenta de que los límites son mentales”.
La cita es organizada en conjunto por la compañía de danzas costeñas Retrovador (que dirige Ordóñez) y la Universidad de Guayaquil. Arrancó el martes en la plazoleta de esta última institución y tenía previsto extenderse hasta la noche de ayer. Desde hoy hasta el domingo, el festival se traslada a Manta.
En esta ocasión participan las agrupaciones Voces de América (Chile), Taller de Danzas sin Fronteras (Venezuela), Antichaskikuna (Colombia) y Yawari (Perú). También el grupo lojano Ballet Folklórico Aymara de la Universidad de Loja, el manabita Ballet Folk-Contemporáneo Spondylus de la Universidad Eloy Alfaro de Manta, los riosenses Palenquis y Danzas Baba y el guayasense anfitrión Retrovador.
Sobre el festival
III Festival Internacional de Danzas Folclóricas es organizado en conjunto por la Universidad de Guayaquil y la compañía de danzas costeñas Retrovador .
Agrupaciones de Chile, Venezuela, Colombia, Perú y Ecuador participan en esta cita, que hoy arranca en Manta y concluyó ayer en Guayaquil.
Voces de América (Chile) y Retrovador (Ecuador) ofrecerán una última función en el MAAC Cine de Guayaquil, el martes 31 de julio a las 19:OO