Este 21 de agosto se inicia la VIII edición del Encuentro Nacional Huellas, una cita que en los últimos años ha convocado a danzantes de todo el país en torno a la música y ritmos bailables tradicionales ecuatorianos. Este acto se suma a otros (como el IV Festival Cantos del Sur) que durante esta semana se unen a través de una festividad mundial: el Día del Folclor, promovido cada 22 de agosto por la Unesco.
A pesar de que en esta fecha “eclosionan los sentimientos nacionalistas”, como denomina el investigador quiteño Juan Alfonso Medina al estado de ánimo que ensalza las expresiones culturales indígenas, lo cierto es que lo folclórico empieza a “reformularse dentro de la academia”. Él explica que hasta hace unos años se entendía al folclor como algo exclusivo del acervo cultural de cada pueblo y que, por su carácter naif, no podía trascender hacia una esfera que no sea la meramente repetitiva y convencional.
Sin embargo, y a su criterio, el trabajo de los folcloristas ha permitido ampliar el concepto que se tiene sobre este ámbito. En el caso ecuatoriano, y específicamente en la música (una de sus especialidades), indica que el aporte de investigadores como Mario Godoy Aguirre, autor de libros como ‘La música en el Ecuador’ y ‘La Navidad y los Reyes en Riobamba’, ha permitido establecer claros límites entre lo folclórico y lo nacional, “teniendo en cuenta que en lo segundo hay un ligero rastro de su contraparte”. Medina ejemplifica su postura a través del cántico religioso Salve, salve Gran Señora, del que un estudio realizado por el musicólogo Segundo Luis Moreno sugería que su origen podría estar en algún himno precolombino dedicado al Sol.
En el caso de la danza, según comenta Darwin Morales, director de la agrupación Saruymanda y encargado del Encuentro Huellas, la situación sobre el tema ha mantenido dos líneas claramente distintas. Por una parte estaría lo folclórico, que en coreografías trata de rescatar los movimientos de las danzas propias de una población. Pero en otro nivel -ni superior ni inferior- se encuentra lo tradicional. Él opina que esto último está en un estado distinto en tanto que lo atraviesa el hecho investigativo: “Hay un
estudio sobre el movimiento, sobre la puesta en escena, que condiciona el papel del bailarín sobre el escenario. El desplazamiento de los cuerpos no es libre. Este responde a factores como las tradiciones y el ingenio de quien dirige la pieza”, señala Morales, con más de 20 años en esta práctica artística.
A pesar de la diferenciación que realiza Morales sobre lo tradición y lo folclórico, la historiadora y antropóloga Natalia Yánez explica que una división tan radical es casi imposible en la actualidad. Para ella, el hecho mismo de hablar del folclor como una práctica artístico-cultural ajena al estudio académico resulta un error. Si bien tiene claro que en el caso de la música o la danza el folclor es posible a través de la repetición de sonidos y movimientos, “en la interpretación hay una alta dosis de intelectualidad, porque para llegar a emular lo que el otro hace, antes es necesario aprender y aprehender su lenguaje (musical, dancístico, oral, etc.)”.
Más allá de convertirse en una fecha para mostrar los productos culturales propios de los pueblos, Medina mira en el Día del Folclor una oportunidad para reactivar los estudios de tipo arqueológico que intentan explicar los modos de ser de una nación. Él recuerda claramente que la publicación de William John Thomas en la revista londinense The Athenaeum (1846) intentó no solo insertar la palabra ‘folklore’ como una categoría para denominar a las prácticas ancestrales que mantenían una presencia real en el tiempo presente. A través de este escrito se dio a conocer a todos aquellos investigadores que durante la primera mitad del siglo XIX estaban trabajando en torno a las narraciones orales de los pueblos ingleses, a través de los cuales afirmaban que se podían encontrar datos arqueológicos que escapaban a la reflexión meramente conceptual.
Yánez mira que el folclor en el contexto ecuatoriano cuenta con un detalle muy particular: ha logrado perpetuarse en las prácticas de la sociedad tecnificada. La antrópologa dice que “es interesante que en nuestro país un ‘smartphone’ cuente con palabras como achachay en su vocabulario”.
No olvide
En el VIII Encuentro
Nacional Huellas
participan agrupaciones de seis provincias.
Las actividades en este año se iniciarán
el
jueves
21
a las
19:00,
en el Centro Comercial Palacio Arzobispal (Centro Histórico).
El sábado 23 habrá un acto especial en la Ciudad Turística Mitad del Mundo. Se realizará una caravana danzada a partir de las 12:00.
El domingo 1 de septiembre a las 10:00, en la Plaza de la Independencia, se reunirán todos los participantes.