Alicante es una provincia española ubicada en la costa sureste de la Península Ibérica y colinda con el mar Mediterráneo por el oriente. En esta zona se emplaza Callosa del Segura, una pequeña urbe de
18 034 habitantes, cálida y repleta de cultivos.
La elevada tasa de niños que precisan de cuidados especializados indujo a la Constructora Callosina a dar cuerpo a la Escuela Infantil ‘La Monsina’: un centro educativo de volumetría y servicios vanguardistas diseñado por el taller Rocamora Arquitectura.
Como afirma https://divisare.com, la arquitectura de esta institución de 4 333 m² de área y
1 088,17 m² de construcción juega entre los mundos de los adultos y de los niños, con un solo determinante: mejorar la imaginación de los niños.
Marcos Alejandro Olivares, arquitecto del proyecto, explica que ‘Alicia en el país de las maravillas’, de Lewis Carrol, nos llevó de vuelta a la dualidad del mundo adulto-niño y sus sentimientos opuestos: imaginación-realidad, juego-trabajo, diversión-responsabilidad…
Nosotros quisimos reinterpretar esa visión en el parvulario”.
Por eso, afirma https://www.allhitecture.com, el edificio se concibe como un espacio continuo construido por piezas, colocadas de manera que todo el espacio esté dividido.
Los arquitectos crearon, así, una relación transversal entre los dos mundos -interiores y exteriores- donde todo es un juego hasta el que se requiere para la educación.
Los chicos pueden disfrutar felizmente todo el día.
La entrada de ‘La Monsina’ es un espacio abierto con techo, que no solo introduce al visitante en el edificio, sino que marca una clara diferencia entre los espacios público y privado.
La piel de las fachadas es un pliegue continuo que resuelve cuestiones como la orientación, la iluminación y la ventilación naturales.
Los exteriores cubiertos son una extensión del interior.
Los niños, con el objetivo de activar las sensaciones visuales, pasan por las distintas zonas de interior-exterior con variaciones de altura.
Este esquiar se completa con un gran patio común a todas las aulas y un área de juegos que interactúa con el resto del complejo.
Exteriormente, en cambio, las salas confluyen en un gran jardín.
El color y las texturas sirven para que los pequeños aprendan las diferencias entre materiales y desarrollen capacidades psicomotrices.