El estudiante Jefferson R. espera en la entrada del Colegio Mejía la publicación del listado de los estudiantes que serán reubicados en otras instituciones. Foto: Alfredo Lagla / El Comercio.
Redacción Sociedad
El Ministerio de Educación definirá durante esta semana en qué colegios serán reubicados los 26 alumnos del colegio Mejía que fueron sancionados con la separación del establecimiento, por las manifestaciones del pasado 18 de septiembre del 2014, en Quito. 13 estudiantes del colegio Montúfar recibieron la misma sanción.
El ministro Augusto Espinosa informó en una rueda de prensa la mañana de este lunes 24 de noviembre del 2014 que se iniciaron conversaciones con los padres de los jóvenes, para acordar junto a ellos la institución a la que ingresarán para terminar el año lectivo.
Para decidir las sanciones en la Junta de Resolución de conflictos se tomó como insumo los informes de los rectores de los colegios, de la Policía y del sistema judicial. Un grupo de jóvenes estudiará en colegios a distancia y otros entrarán bajo el sistema presencial.
Además explicó que se hará seguimiento en los casos de los 42 jóvenes que no recibieron clases en las semanas durante las cuales se definió su situación, pero que participaron de un programa de tareas dirigidas y que fueron reincorporados a sus instituciones educativas.
Se hará una evaluación de si necesitan un apoyo para igualarse en sus estudios, con un apoyo adicional de los profesores. Espinosa dijo que se hará un trabajo especial con los jóvenes que cursaban el tercer año de bachillerato y que estaban a punto de graduarse, para que sus estudios secundarios puedan llegar a término.
El ministro afirmó que este episodio ha dejado lecciones a estudiantes, padres de familia e instituciones educativas. Una de ellas es que “la rebeldía debe ser una característica fundamental de los estudiantes, pero que ya no podemos confundir rebeldía con vandalismo, rebeldía con actos delincuenciales. Ya no podemos victimizarnos cuando violentamos la ley. La rebeldía tiene que ser para la construcción”.
Adicionalmente considera que actualmente no hay un sentido de la corresponsabilidad en la educación. Según su criterio, hay padres que entregan a sus hijos al sistema educativo y se desentienden del proceso de formación.
Por eso se ha pensado en tener un trabajo más estrecho con los comités de padres de familia y mejorar el diálogo para “dejar por fuera a este grupo de instigadores que intentan utilizar a los estudiantes como carne de cañón en todas estas protestas”.