Antiguo Hospital psiquiátrico San Lázaro de Quito. Foto: Carla Sandoval
Una niña ronda los pasillos de hospital Eugenio Espejo, ella es conocida como ‘la niña del ascensor’. Murió trágicamente, dicen tres trabajadores de la casa de salud que cuentan la leyenda del lugar.
“Se comentaba que en las madrugadas busca a sus papás. Cuando alguien bajaba a hacer cualquier entrega de muestras se acercaba, te preguntaba ‘¿dónde está tal piso?’ le respondías, regresabas a ver y no había nadie”, cuenta una doctora de 28 años que trabajó durante dos en la institución. El suceso es una de las leyendas más famosas del Hospital Eugenio Espejo, ubicado en la avenida Gran Colombia, en el centro de Quito.
La capital ecuatoriana, y algunas de sus edificaciones más antiguas, están llenas de historias sobrenaturales. Cuidadores, moradores del sector y trabajadores de diversas instituciones afirman haber escuchado de “fantasmas” que rondan estos lugares.
El Palacio de Carondelet, el antiguo Hospital San Lázaro, el Centro de Arte Contemporáneo, entre otros, son lugares muy concurridos durante el día, pero en las noches quedan silenciosos y un poco desolados, convirtiéndose en sitios propicios para las apariciones.
Carondelet, la casa de los fantasmas ilustres
Este edificio no solo es el símbolo del poder en el país, sino un lugar lleno de leyendas y hechos sobrenaturales que muchos dicen haber experimentado.
René Zurita, quien trabaja hace 19 años en la Presidencia, actualmente realiza labores administrativas, pero antes perteneció al área de servicio de la residencia presidencial, tuvo muchas experiencias de este tipo.
“En 1997, cuando todavía Carondelet era utilizado como residencia de los mandatarios, hacíamos turnos rotativos. Una de esas noches no había nadie en el Palacio, era casi media noche, se escuchó que alguien subía por el ascensor, salí rápidamente para recibirlo, pensé que era el presidente Fabián Alarcón -quien vivía en esa época en Palacio- se abrió la puerta del ascensor y estaba vacío… No había nadie. Bajé inmediatamente por el mismo ascensor, y todo estaba completamente vacío. Se me heló el alma”, recuerda Zurita.
Las puertas de ascensor del Palacio se abren con llave, y solo pocos pueden utilizarlo, por ello, este suceso quedó en la memoria del trabajador. Así como esta, decenas de historias cuentan quienes se quedan en el Palacio de Gobierno por las noches.
También los guardias que custodian el edificio por la noche señalan que continuamente se escuchan voces y pasos en los pisos superiores. Además, aseguran que hay ruidos como si se abrieran y cerraran las puertas, cadenas que se arrastran y que a veces se prenden y se apagan las luces cuando no hay nadie.
Según la historia de Carondelet, en el lugar vivieron varios gobernadores españoles en la época de la Colonia, y que es probable que hayan muerto en sus dormitorios, quienes perecieron por enfermedad. También fue escenario del sangriento asesinato del presidente Gabriel García Moreno en 1875. Los hechos sobrenaturales se asocian a estos personajes.
Por su parte, el expresidente Abdalá Bucaram Ortiz se negó a vivir en Carondelet porque afirmaba que había fantasmas.
Hospital San Juan de Dios (Actualmente Museo de la Ciudad)
El hospital fue fundado como tal en 1565, actualmente la edificación funciona como el Museo de la Ciudad y está ubicada en la calle García Moreno, en el centro de Quito. Por ser un lugar tan antiguo, moradores y trabajadores del museo afirman que hechos sobrenaturales tienen lugar en la edificación. José Checa es uno de ellos, él cuida los vehículos desde hace cuatro años en el sector.
“Dicen que en el subsuelo, donde ahora son los parqueaderos, había una cocina donde se sacaban los huesos de los muertos y les cocinaban para hacer los esqueletos para los estudiantes de medicina”, por eso se escuchan ruidos extraños, asegura Checa.
En tanto, un guardia del Museo de la Ciudad, que no quiso ser identificado, afirmó que “en las noches a veces se cierran o se abren las puertas”. No recuerda una ocasión específica, pero señala que estos hechos solo se dan por las noches y cuando todo está vacío.
El guardia relaciona los sucesos con la historia del lugar, “como antes era un hospital, había un anfiteatro y una morgue”, así encuentra la explicación para las distintas voces que escucha en los corredores cuando no hay nadie.
Centro de Salud Número Uno
El lugar funciona detrás del actual Museo de la Ciudad. Una doctora joven almorzaba, el martes pasado (28 de octubre) frente, a la edificación. Ese día recordó haber presenciado, lo que describió como “uno de los sucesos más extraños que he vivido”. Cuenta que una noche estaba con otra médica caminando por los pasillos de emergencias, “en los corredores una voz empezó a llamar el nombre de mi compañera, regresamos a ver y no había nadie, no podía haber nadie, éramos las únicas ahí. Además, la voz salía de un pasillo oscuro”, dice.
Asimismo, un cuidador del centro de salud también afirma que ocurren fenómenos sobrenaturales en el lugar. En las noches, en el tercer piso de la institución una niña camina y aunque nunca la ha visto, asegura que la pequeña “chilla feísimo”.
Hospital psiquiátrico San Lázaro
Ubicado en la calle Ambato, el hospital psiquiátrico San Lázaro tiene más de 300 años de antigüedad. Fue creado en 1786 y actualmente ya no recibe pacientes. Sin embargo, personas que constantemente se encuentran en los alrededores del hospital recuerdan las leyendas en torno al lugar.
Carmen Ibarra es dueña de una tienda en la Calle García Moreno, cercana al centro de salud. Ella cuenta que los vecinos afirman “que las almas de los que se morían en el hospital se quedaron ahí”. Asegura que a veces el “llanto de una mujer se escucha hasta la calle”. La penumbra y soledad del edificio “hacen que el sonido sea más misterioso”, señala.
Antiguo Hospital Militar (Actualmente Centro de Arte Contemporáneo)
Los encargados de la vigilancia de la edificación son cuatro guardias que están en diferentes áreas estratégicas, “a veces pasan cosas raras y escucha uno, pero no todos a la vez”, coinciden los hombres.
Uno de ellos recuerda que cuando hace su trabajo de vigilancia, cerca de la entrada principal ha visto que a veces las computadoras se prenden solas por la noche. No cree que el suceso sea producto de alguna conexión eléctrica, pues también “suena como si alguien estuviera escribiendo”, dice.
Otro de ellos señala que, en una ocasión “un compañero vio una sombra negra y nos llamó. Todos vimos como se iba, nunca supimos qué era. El edificio estaba vacío y éramos los únicos ahí. Nos dio escalofríos y mucho miedo”.