Rocío Moya: 'No he necesitado un esposo para salir adelante'

Rocío Moya: Mujeres 4.0

Rocío Moya: Mujeres 4.0

Introducción:

Rocío Moya es risueña y muy suave en el trato. Mientras conversamos en su pequeña casa de bloque y madera, en las afueras del Puyo, su tono es el de quien se quiere disculpar por algo: bajo, dubitativo.

Su aspecto juvenil y cuidado quizás obedezca a una vocación por la costura y la moda que la acompaña desde niña. En la sala de su casa, varias bandas de madrina de deportes, aterciopeladas y emplasticadas, cuelgan de la pared y se mecen al ritmo que impone una retroexcavadora, pues desde hace semanas están instalando las tuberías para el alcantarillado en su barrio. Igual conversamos, ella sonríe y la tierra no deja de temblar.

Testimonio:

Hasta diciembre del 2013 trabajé en el Colegio Monseñor Alberto Zambrano, que es a distancia, con especialidades de Sociales, Agropecuaria, Manualidades y Artesanías y Electricidad. Ahí trabajé 10 años dando clases de manualidades y de costura, porque soy graduada de corte y confección.

Me querían enviar a dar clases en una comunidad. Pero no acepté por mi nena (Tami, de 5 años) porque ella estudia en el Puyo y no le puedo dejar. Me insistieron tanto que me tocó renunciar. Yo primero soy madre, esa es mi prioridad.

Ahorita tengo mis máquinas, para empezar a hacer ropa deportiva. Las compré pensando en llegar a tener mi taller. Cuando trabajaba en el colegio me traía trabajos para hacer uniformes; por ejemplo, me quedaba hasta las dos de la mañana a veces y al siguiente día me tocaba ir al colegio. Así, poco a poco, iba guardando para comprarme otra máquina.

Este tiempo estoy trabajando además en una asociación que confecciona ropa deportiva. Pero por mi nena solo trabajo medio tiempo. Regreso para hacer el almuerzo. De tres a cuatro la llevo al ballet y los días que no tiene ballet me voy a mi local (donde su mamá). Ahí hago más que nada arreglos, pero también faldas, blusas, vestidos de fiesta para niñas.

Yo me he ganado el dinero dignamente. Me siento orgullosa de mí misma, más que todo por haber llegado a tener las cosas que yo he querido con mi trabajo. No he necesitado tener un esposo para salir adelante. Solo le pido a Dios que me dé salud y vida, porque eso es lo único que se necesita para estar bien.

Estoy divorciada hace 10 años y Tami es de mi otro compromiso, pero igual me separé de él, porque él quería que aborte. Me dio a escoger y yo escogí a mi nena, porque eso (un aborto) queda marcado para toda la vida. Y ya... desde ese momento me encargo sola de ella, aunque mis hijos (Christian de 20 y Miguel de 18 años) me han ayudado.

Es un trabajo arduo criar sola a los hijos, pero aun así no me eché para atrás. Mis hijos me han dado fuerzas. Como se ha ido poniendo difícil la situación económica, ellos empezaron a trabajar y a estudiar al mismo tiempo; primero en un taller de bicicletas y ahorita hacen el aseo en un hostal. Pero ya no quieren ir a la universidad, están empeñados en trabajar.

También soy abuelita, pero me siento como de 25 o de 30. ¡¿Será por lo que estoy sin marido?! (risas). Voy a donde quiero, me siento libre; con mis hijos o sin mis hijos. Ahorita no estoy para tener un marido. Ya no… Sí tengo mi novio, pero no pienso en un futuro con él. Más que todo pienso en mi nena; se han visto tantos casos, se han escuchado tantas cosas que mejor decidí que no.

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