William León es director de cine y producciones audiovisuales, también trabaja en la filial de Inka Records, en Quito. Foto: Vicente Costales/ El Comercio
‘No sé a dónde apunto, pero sé que es algo grande”, exclama el cineasta William León, cuando se le cuestiona sobre sus productos audiovisuales.
De nacionalidad puruhá, del pueblo Cacha, León se ha desarrollado en el cine por pura coincidencia y mucha experimentación artística. Su primer encuentro con el séptimo arte se dio para vencer su timidez durante sus clases de actuación. Aún se pone nervioso frente a las cámaras, porque asegura que su lugar es contar historias detrás de ellas.
“Empecé sin ataduras teóricas, mi única pauta fue mi imaginación”, dice el cineasta creador de cortometrajes como ‘Nostalgia de María’ o del largometraje ‘La Navidad de Pollito’. Esta cinta narra la vida de un niño que debe cuidar de su abuela y lidiar con el alcoholismo de su padre, y lo único que quiere para Navidad es una pelota de fútbol.
Entre el quichua y el español, León produce cine bilingüe desde hace 10 años. Pasando de un conocimiento empírico a uno más técnico, rechaza rotundamente el término de ‘cine indígena’, porque apuesta por la trama. “Creo que una historia bien contada independientemente del idioma debe llegar a la gente”, dice. Para él, es una necesidad acoplarse al entorno multicultural en el que se vive actualmente.
Ajeno a considerase indigenista, León es un transgresor de ideas. En la búsqueda de promover su arte, no ve a la televisión como un enemigo sino como un aliado para los dos pilares sobre los que cimienta sus productos audiovisuales. “Un proyecto debe ser entretenido y aportar algo, yo apunto a fortalecer la identidad cultural”, pero no a la folclorización, explica el cineasta.
Las historias -que desde niño escuchaba León- no se veían reflejadas en su escuela. Allí escuchaba leyendas como Cantuña o La Caja Ronca, pero al cineasta le hacía falta escuchar las leyendas fantásticas de su comunidad. Estas narraciones han sido para el cineasta semilla de creación. Llevando a la pantalla leyendas como ‘Atun Aya’ y ‘Pillallaw’. Esta última cuenta la historia de un monstruo que se come a los niños.
El éxito de sus producciones no se ha mostrado solo en el país. ‘Pillallaw’ ganó el festival Input en Ecuador, en Alemania y llegó a Finlandia. “Eso para mí es una forma de medir. Porque en Finlandia no les importó si soy indígena, les importó la historia”, manifiesta el director.
La naturaleza de las tramas que cuenta León le han decantado por apegarse al género del drama -con ‘La Navidad del Pollito’ y sus secuelas- y el terror. Aunque asegura que no se encasilla, sino que le gusta experimentar con los géneros.
Consciente de la poca rentabilidad del cine en el país, León se inició con producciones pequeñas que llegaron a ser vistas por Inka Records, una productora estadounidense. Desde el 2009 la empresa se alió con León y su equipo. Respaldando los proyectos con la sucursal en Quito. “No quiero que Inka Records sea una productora más. Quiero que sea el puntal de una industria de entretenimiento”, comenta León sobre esta alianza. Por lo que busca trabajar en videos de calidad a bajo costo para que la empresa sea rentable.
No dejan de lado los trabajos de ficción. Porque su pasión es la narrativa audiovisual. “Me gusta hacer, sin pensar que voy a ganar en eso. Mi mayor ganancia es que una historia sea bien contada”, puntualiza.
León se mantiene en constante actividad. Sus proyectos siguen aumentando como le dicte su imaginación, “la creatividad es lo único que nos compensará frente a la parte financiera o tecnológica que nos limita”, cuenta con ilusión.
Por ello, continúa trabajando en pilotos de televisión como la comedia ‘Kitacuy’, basada en un antihéroe indígena –que dice se asemeja a un Chapulín Colorado– que narra vivencias y anécdotas del pueblo. También trabaja en la adaptación a guión de ‘Fernando Daquilema, la película’, basada en la vida y lucha del líder indígena.
Desde que se inició en la actuación formó el equipo Sinchi Samay. Ahora explica que se está extendiendo como una escuela de formación de actores quichuas, que funciona en Quito y llegará a Riobamba.
Un perfeccionista de su trabajo, León ha sido llamado el ‘Spielberg Puruhá’, aunque reconoce que este tipo de comparaciones no cambian lo que hace. “Prefiero que el tiempo me diga hasta donde podré llegar pero quiero que sea algo grande y que marque historia”.