El desarrollo de un proyecto inmobiliario en Olón (Santa Elena), que se encuentra en investigación por parte de la justicia, vuelve a poner sobre la mesa la importancia de conservar los manglares.
Carlos Larrea, coordinador de Ambiente y Sustentabilidad de la Universidad Andina Simón Bolívar, explica que los manglares están entre los ecosistemas más amenazados en el país.
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Los registros de la plataforma Map Biomas, desarrollada por la organización Ecociencia, recoge datos desde 1985 hasta 1923. Estos dan cuenta de que en ese lapso se han perdido, al menos, 35 000 hectáreas de manglar.
El manglar es una barrera protectora
Larrea apunta que el manglar es una barrera frente al fenómeno de El Niño. En zonas con pérdidas considerables de este, como la cuenca del río Chone, es donde se han registrado importantes inundaciones. Otro sitio es el golfo de Guayaquil y la provincia de El Oro.
También constituyen una barrera para otras elevaciones del mar, como los tsunamis.
Los manglares están formados por varias especies de mangles, vegetación que suele vivir en el agua salada. Esto crea un ambiente propicio para una gran biodiversidad.
Muchas especies marinas, como el atún, se reproducen en esas áreas y cuando ya son lo suficientemente grandes van a mar abierto. Están también las conchas, que absorben materia orgánica y cuyo caparazón está formado por carbonato de calcio y contribuyen a combatir el cambio climático.
El manglar y su tarea en el cambio climático
El manglar no es solo una barrera para el mar o el hábitat de decenas de especies. Por hectárea, dice Larrea, cumple una función, incluso, más grande que el Yasuní, por la cantidad de carbono almacenada tanto en los ejemplares como en el suelo.
Cuando un árbol crece, sintetiza CO2. En la medida que el manglar se expande y aumenta su tamaño, permite la captura de ese compuesto.
Cuando el manglar está estabilizado debe haber, al menos, 160 toneladas de carbono por hectárea. Si se destruye el manglar, agrega el experto, esa cantidad se libera a la atmósfera y formar no menos de 400 toneladas de CO2.
Pero, no solo se libera CO2, sino que, sin ese ecosistema, se deja de captar el compuesto contaminante. Es un proceso de deforestación. “Es lo más grave que podemos hacer en este momento, porque eso es lo que está acelerando el cambio climático”.
La conservación debe ser por principio
La conservación de los manglares deben darse más allá de que si se encuentran en un área protegida. Carlos Larrea destaca que debería haber una legislación que prohíba la destrucción de estos. Aunque, dice, hay que recordar que la Constitución de la República garantiza los derechos de la naturaleza.